Tenía la cara desfigurada de tanto pensar...
Tenía las muñecas, las manos y los dedos retorcidos por el dolor..
Pero el corazón le latía rápido, tan rápido que era imposible seguirle el ritmo.
Me dijo que estaba viva..
Que no dejaría jamás de luchar...
Aunque su cara, sus muñecas, sus manos, sus dedos,
se retorcieran en el infierno azul.
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